Skip to content Skip to footer

Hoy nos levantamos con una noticia que podría acabar con los coches eléctricos a baterías en los próximos años: el hidrógeno natural.

Se creía que este gas, que puede escapar por poros mucho más pequeños que el gas natural y que reacciona fácilmente con el oxígeno para convertirse en agua, no existía en nuestro planeta más que de forma residual. Pero diversos estudios y modelos geológicos demuestran que estábamos equivocados.

Existen enormes depósitos de hidrógeno gaseoso en la tierra, suficientes para proporcionar toda la energía que podemos necesitar por varios siglos y muchos de ellos son explotables con la tecnología actual. No son tan abundantes como el petróleo o el carbón y fueron creados en ambientes y procesos radicalmente distintos por lo que pasaron desapercibidos a las exploraciones en busca de otros combustibles fósiles.

Ya se está planificando beneficiar estos yacimientos para alimentar centrales eléctricas de gran capacidad y, si la normativa europea lo permite, acabará sustituyendo al petróleo en los vehículos nuevos desplazando a los de batería a nichos del mercado.

La combustión del hidrógeno es totalmente limpia -al menos en los vehículos equipados con pilas de hidrógeno, los de combustión podrían emitir óxidos de nitrógeno- pero la hidrólisis de este gas a partir del agua consume mucha más energía de la que se puede extraer de él. Si se utiliza gas natural en lugar de agua se consume menos electricidad, pero es una fuente no renovable y aparecen otros subproductos contaminantes.

Empresa de transporte de mercancías por carretera en Barcelona

Newsletter