Este verano, el puerto de Barcelona vivió un escenario bastante cómico en el transporte terrestre de contenedores: ¡había un exceso de actividad y no suficientes conductores! Pese al auge de demanda causado por el desvío de barcos debido al conflicto en el mar Rojo, los camiones se quedaron parados por falta de profesionales. Este inesperado «descanso forzado» de los vehículos creó una especie de comedia logística, con empresas desesperadas por mover la mercancía, pero sin suficientes manos al volante.
Mientras el puerto bullía de actividad, los camiones vacíos se alineaban como si estuvieran en un concurso de «siesta masiva» a la espera de alguien que los pusiera en marcha. Aunque la tecnología avanza hacia un futuro de automatización, la escena dejaba claro que, por el momento, no hay robots suficientes para tomar el relevo. Los contenedores esperaban, los barcos llegaban, pero los conductores… brillaban por su ausencia.
Es una situación que, aunque seria para la industria, deja un toque cómico: un puerto a rebosar de trabajo, y los camiones haciendo «vacaciones» en pleno apogeo de la actividad. Un recordatorio irónico de que, en la era digital, los humanos siguen siendo clave para que el transporte siga su curso.
