Hoy en día no es posible dudar de las ventajas de la digitalización. Eliminar papeleo reduce las necesidades de personal, quita costos de papel, impresoras, archivo físico y proporciona resultados inmediatos de las gestiones, sin demoras por envío y procesamiento de los formularios.
Las administraciones públicas han abrazado esta filosofía, aunque con resultados desiguales. Tenemos el reciente ejemplo de la Generalitat de Catalunya: los permisos de circulación de transportes especiales y duotrailers o euromodulares sólo pueden solicitarse telemáticamente. Pero el propio Servei Català de Trànsit advierte que “por razones informáticas ajenas al organismo” este servicio no funciona correctamente produciendo retrasos e incidencias. La “solución” aportada es impresionante: si el solicitante encuentra algún problema con la solicitud… debe enviar un correo a la dirección electrónica habilitada para ello con la captura de pantalla. No para procesarlo manualmente y sacar adelante el permiso, sino para reenviarlo a la empresa informática que evalúe el problema y lo arregle.
Pero no es el único caso, ni el más sangrante. Sólo el más reciente. Con demasiada frecuencia nos encontramos con que no es posible realizar un trámite en alguna administración porque se ha caído el servidor o han sufrido un ataque informático y no hay alternativas manuales.
Además, cada administración o ayuntamiento encarga la creación de sus páginas a un subcontratista distinto y nos encontramos con que para cualquier trámite tenemos que utilizar el buscador incluido para navegar por decenas de página de resultados con títulos incomprensibles y que a menudo en lugar de explicar el trámite hacen referencia al artículo tal de la ley cual que se debe buscar aparte y que hace referencia a otros artículos de otras leyes, sin saber de antemano si nos afectará o no.
En resumen, nuestras administraciones aún tienen mucho que mejorar para proporcionar una experiencia satisfactoria a los ciudadanos y empresas.